'Jurassic World: El reino caído': Salvemos a los dinosaurios - El silbido de Bogart - Blog de cine

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'Jurassic World: El reino caído': Salvemos a los dinosaurios

Después del intento de revivir la saga de Colin Trevorrow, el catalán J.A. Bayona logra lo que se quedó en un quiero y no puedo. Sé que no era tarea fácil para Trevorrow y, aun así, Jurassic World se convirtió en la entrega más exitosa y taquillera de la saga jurásica iniciada ya a principios de los 90 por Steven Spielberg. Pero Bayona parece tener la varita mágica y proporcionar esa chispa y esa entidad y personalidad que necesitaba esta quinta entrega. Y no solo lo consigue, sino que se codea a la misma altura con los dinosaurios de la película original y es capaz de superar con creces las expectativas creadas.

Esa admiración y esa nostalgia que Bayona ha declarado por Spielberg y Jurassic Park se notan, y con Jurassic World: El reino caído rinde un digno homenaje a la franquicia y al cine del maestro sin caer en lo obvio y ponerse ñoño. Consigue así la entrega más sanguinaria y terrorífica de la saga, manteniendo intacto el entretenimiento y añadiendo gratos tintes de terror gótico.
El director ha sabido perfectamente llevarse la historia a su terreno, ha sido capaz de hacerla suya. La cámara se mueve con soltura y de tal forma que no deja respiro al espectador, ya sea por tierra, mar o aire, la acción transcurre de manera trepidante. Así que, no es de extrañar que esta entrega no tenga guiños a anteriores películas del director como a Lo imposible en el inicio y en la primera parte que transcurre en la isla Nublar, con esa cámara situada en el interior del giroscopio hundido en el agua, minutos tan agobiantes como claustrofóbicos. También nos puede recordar a El orfanato en la escalofriante escena que tiene lugar por los pasillos de la mansión californiana del Sir. Lockwood. Por último, la entrada del indoraptor en la habitación de Maisie evoca indudablemente a la irrupción del monstruo en la habitación de Conor en Un monstruo viene a verme.

Bayona ha sabido interpretar los factores que tenía a su favor, jugando bien la baza y siempre innovando y aportando frescura a una historia que no es que digamos compleja. Y con los factores que tenía en contra ha ido esquivándolos inteligentemente, aunque en ocasiones haya tenido que tirar de patrón y recurrir a resoluciones ya muy usadas para determinados problemas de la trama. Una historia con momentos tan cantados y otros no tan predecibles que logran un eficaz sobresalto en el espectador «pero claro, hay que preguntarse qué entrega no lo es».
En Jurassic World: El reino caído no importa el tamaño del mosasaurio porque todos tiene su protagonismo, de hecho, son los verdaderos protagonistas de la película y a los que Bayona les ha reservado una aparición estelar en su película «como las apariciones del T-Rex o de la velociraptor Blue». E incluso el director ha jugado brillantemente con los rasgos físicos y características de los dinosaurios dejándonos escenas tan divertidas y encantadoras como la que protagoniza un torpe paquicefalosaurio «embistiendo a diestro y siniestro a todo el que se ponga por delante o haciéndolos volar por los aires». Por la tanto, podría decirse que esta entrega tiene un claro mensaje ecologista, en el que se defiende a los animales «en este caso prehistóricos», pero al biológico no al híbrido, y también defiende la libertad de estos, concienciando a los humanos de que tienen que aprender a convivir con ellos.

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