Se
han cumplido ya ocho años desde que Dreamworks nos presentara por primera vez a
este oso panda bobalicón y bastante torpón llamado Po. Kung Fu Panda (2008) es una comedia animada que se convirtió
en todo un éxito, que contó con una primera secuela que también merecía la pena
y que podría haber vivido perfectamente sin una tercera entrega. Porque, para
que nos vamos a engañar, esta es la secuela más
floja de las tres y la más poco inspirada hasta la fecha. Y todo es debido a
que Kung Fu Panda 3 falla hasta en su
función primordial: la de entretenernos durante su hora y media.
Kung Fu Panda 3 es una secuela colorida, disfrutable e irregularmente
entretenida, que sigue la línea de su humor tan característico «en el que, en
mi opinión, no se detiene tanto como debería» y que podía haber ofrecido algo más
o al menos lo que la saga y el público se merecían.
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