Spotlight narra la historia
real de un grupo de periodistas que destapó los escándalos de abusos sexuales
por parte de sacerdotes en Boston y cuyo trabajo les valió el Premio Pulitzer
al servicio Público en 2003. La película posee un brillante guión de Thomas
McCarthy y Josh Singer, el cual encierra un extraordinario y completísimo
trabajo de documentación. El film no estremece al espectador con escenas de
abusos y demás actos sexuales, sino que lo hace con hechos y pruebas tan
escalofriantes como los que nos cuenta. Su objetivo es presentar hechos veraces
que afectan a millones de personas en todo el mundo, una larga y exhaustiva
investigación periodística que desenmascaró lo que fue una auténtica red de mentiras,
ocultaciones e hipocresía «posiblemente la más grande de los últimos años» cometida
por la institución más seguida del mundo.
Thomas McCarthy dirige
impecablemente una historia tan dura como necesaria. Gran parte de su
rigurosidad periodística se la debemos a un excelente reparto, porque el film
está brillantemente interpretado: desde un perfecto Liev Schreiber, como editor
jefe del Boston Glob, pasando por Rachel McAdams, el casi desconocido en
nuestro país pero soberbio Brian d’Arcy James, hasta los infalibles pero
siempre firmes Mark Ruffalo y Michale Keaton.
Spotlight es pura investigación periodística, una película que
no emociona pero si pone los vellos de punta y produce una grave indignación al
público nada más terminar de verla, narrada siempre con una inusitada estabilidad
rítmica y con una terrible veracidad. Una historia que al mundo no pareció
importarle, mirando hacia otro lado, y que nadie hacía nada al respecto. Una
historia que debía ser contada y ha sido contada con notable resultado.
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